Por motivos laborales me va a tocar investigar más a fondo la gastronomía navarra, así que ayer mismo probé un pintxo que ya probé en su día, en tiempos de la Universidad, y me parece lo MÁS:
El frito de huevo del bar Río, en la calle San Nicolás, es una bomba formada por huevo duro y bechamel, empanado y frito. Vamos, como un croquetón gigante, invasor, maravilloso.
No me quedé con el precio, pero lo vale seguro, además de que en Pamplona los precios no se asoman ni de lejos a los de nuestra exquisita San Sebastián.
He aquí las pruebas:
No se aprecia el tamaño en la foto, os aseguro que después de este ya no pudimos comer más pintxos.
Delicioso.
Hasta pronto,
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